quarta-feira, 2 de outubro de 2013

EL MITO DE LA UNIDAD DE LA GEOGRAFIA



EL MITO DE LA UNIDAD DE LA GEOGRAFIA

Alain Reynaud 


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La geografía se basa en una paradoja. La síntesis está al orden del día; cualquier artículo consagrado a la naturaleza de la geografía, todos los libros de reflexión o de metodología, subrayan con insistencia que el rasgo distintivo de esta disciplina, su originalidad fundamental y su característica exclusiva residen en la síntesis, palabra que resume al máximo sus ambiciones y su "vocación". Los miembros de los tribunales que califican los trabajos de geografía regional no encuentran, en sus informes, palabras lo bastante duras, irónicas o despreciativas, para fustigar a los desafortunados candidatos que hayan recurrido al famoso "plan por archivadores"(Plan á tiroirs) en el que se suceden, según un orden inmutable, los epígrafes dedicados al relieve, al clima, a la vegetación, a la población, a la agricultura, a la industria y a las ciudades. Y, sin embargo, es un trabajo completamente distinto lo que se les pide. El geógrafo sitúa en primer plano de su investigación las relaciones entre la localización, la organización y la diferenciación espaciales. Ordena las estructuras organizadoras del espacio y descompone los sistemas que las rigen. En el mismo sentido que esta declaración de Olivier Dolifus, Jacqueline Beaujeu Garnier escribe que "el método geográfico apunta, repitámoslo, al análisis de un trozo de espacio concreto, es decir, a la búsqueda de todas las formas de relaciones y de combinaciones que pueden existir entre la totalidad de los diversos elementos en presencia. Esta es la geografía global, la geografía en una palabra; hay que repetir e insistir en que el trabajo por excelencia del geógrafo, es decir, la síntesis, el trabajo en que él es sí mismo plenamente como decía Vidal de la Blanche, "exige conocer mucho, sí, pero dominar mucho más".

Estas son las intenciones claramente expresadas. Pero ¿qué ocurre en la práctica geográfica? Los manuales de enseñanza, tanto secundaria como superior, las colecciones de geografía regional y las tesis no parece que respeten tales principios. Tomemos, por ejemplo, un libro consagrado a las Islas británicas en la colección Orbis dirigida por André Cholley, quien una vez escribió que "la geografía regional es la esencia de la geografía. Primera sorpresa: el libro está dividido en dos partes que, aunque no tengan título alguno, están dedicadas a la geomorfología la primera de ellas -obra de André Guilcher- y la segunda a la geografía humana, realizada por Jacqueline Beaujeu-Garnier. No aparece ningún intento de relacionar estas dos partes, que son completamente independientes. Así, cuando Jacqueline Beaujeu-Garnier trata la agricultura, dedica tres páginas al estudio de las condiciones naturales en función de la agricultura: no hay la más mínima referencia a la primera parte que parece como si no existiera. Desde luego, es cierto que "las superficies de erosión y la evolución preglaciar de la red hidrográfica", título del segundo capítulo de la primera parte, no ayudan mucho a comprender "las actividades industriales", tema del tercer capítulo de la segunda parte...

Este ejemplo no es el único. Son innumerables las obras de geografía regional construidas de acuerdo con los mismos procedimientos. El "plan por archivadores" condenado tan a menudo -evitar el plan por archivadores que es el de un inventario y no el de un verdadero estudio geográfico - continuamente renace de sus cenizas, desde que el mismo Heráclito reprochara a la Periégesis de Hecateo de Mileto que no fuera otra cosa que "una colección de hechos dispares y sin relación alguna entre sí". Lo cual puede parecer asombroso, pero otras muchas observaciones dan qué pensar. Los mismos geógrafos que defienden más inteligente y ardientemente la primacía de la geografía regional, único medio de salvaguardar la unidad de la geografía, apenas la practican. Así, André Allix afirmaba que "el estudio regional constituye el núcleo de nuestros trabajos. Ningún geógrafo que merezca llamarse tal dejará el esfuerzo de definición sintética de las regiones en que Vidal de la Bianche veía la realización última... Al estudio regional se lo debemos todo... Constituye la expresión más completa del método geográfico" . Pero el volumen que reúne los mejores artículos de este investigador los agrupa en cuatro rúbricas: lo humano, lo económico, lo físico, retrospectiva . Nada de regional; temas como El agrupamiento de hombres, las ferias, tectónica de ebullición y estructura de los Alpes o unaruta romana reconstituida no pueden considerarse como tales. Igualmente, algunas tesis de geografía que estudian un fenómeno dado en un marco regional (la geomorfología, el clima, las relaciones entre la ciudad y el campo, la industria ...) quieren ser, a juzgar por las declaraciones de sus autores, una contribución a la geografía general, lo cual se contradice con la definición oficial de la geografía: de la geografía global (regional) se pasa progresivamente a una geografía temática (general). El término aparece en el título de una tesis reciente de Jacques Béthemont, El tema del agua en el valle del Ródano. Todo ello resulta un tanto sorprendente. ¿Será la síntesis geográfica, del mismo modo que Godot o la Arlesiana, algo de que siempre se habla pero que nunca se ha conocido?

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